Monday, August 07, 2006

Martes 28 de Diciembre. En Faca con Manu

En lo que es el libro-diario de viaje "Un Tren de hielo y Fuego" escrito por Ramon Chao encontramos en uno de sus ùltimos capitulos una transcripciòn de una de esas tantas charlas que hubo en el viaje entre el escritor y Manu, entre padre e hijo, en ella Manu cuenta vivencias, cuenta en que estado queda el grupo tras la aventura, cuenta su percepciòn de lo que sucede en el continente, muchas cosas se pueden sacar de esta charla y por lo menos a mi me ha servido para entender un poquito mas que cosas han sucedido en ese momento sin que me lo cuente otro mas que el principal protagonista de esta Gran Historia.

Martes 28 de Diciembre. En Faca con Manu

Manu regresa de Cali.
-Y qué tal la feria, ¿bien?
-Cali es la capital de la salsa.
-¿Por qué te metiste en esta operación del tren?
-Porque Coco me lo pidió, y Coco es mi amigo.Antes de saber de qué se trataba le dije que contara con nosotros, que de nuestro lado disponía de un cheque en blanco. Coco es alguien genial. Siempre le salen proyectos locos como éste, que está terminando bien.
-¿y tu grupo?
-No hay problema. Todo el mundo estaba preparado para vivir una experiencia así.
-Tú estabas en el Cargo 92 el año pasado. ¿Cuál es la diferencia con el tren de hielo? ¿Lo ves como una continuación lógica del Cargo 92?
-No realmente. De hecho, el Cargo, en Colombia o donde fuera, paraba sobre todo en los grandes puertos. El tren no. Con el tren queríamos ir al campo, a los pequeños pueblecitos del Magdalena. Medio donde nunca se habían visto espectáculos semejantes, montados con pequeñas estructuras, sin los grandes despliegues capaces de recibir a sesenta mil personas, como se hizo en el 92 en la plaza de Bolívar de Bogotá. Ahora penetramos hasta el fondo de Colombia. Lo importante era que los conciertos fueran gratuitos y que todo girara alrededor de las estaciones, que por lo general están en la periferia de las ciudades. Diez minutos después de terminar el concierto haces amigos que te llevan a su barrio y te dan todo lo que tienen. En América Latina cobrar una entrada equivalente a 250 pesetas significa ignorar al 95% de la población.

-Entonces, ¿valió la pena?
-Ah, sí. Formidable. Nos causó un golpe fuerte descubrir que nuestra manera de vivir,
de vestir, nuestra cultura en general era diferentísima a la de nuestro público. Pero el encuentro con ellos, más allá de la comprensión, fue de verdadera afección. Por eso pudimos continuar, a pesar de los problemas de dinero, de comida, de compañeros que estaban hartos y que querían irse cada vez que cambiábamos de lugar. Pero en cada ocasión había que romper el hielo. Sobre todo en el Magdalena Medio, donde la gente es poco comunicativa. Al saber que tocaríamos en Barrancabermeja, muchos en Bogotá dijeron que se trataba de un suicidio colectivo.
-Debiste caer simpático a los guerrilleros con tu estribillo de El pueblo unido jamás será vencido.
-Reconozco que fue un error, una provocación gratuita. Para mí es una frase hermosa, pero aquí toma otra dimensión. Es uno de los gritos de combate de las F.A.R.C.. La sacamos a escena en Santa Marta porque el senador del lugar intentaba apropiarse del espectáculo, y el ambiente cambió de inmediato! Seguramente te diste cuenta que al día siguiente la prensa habló del tren pero no de Mano Negra. Yo agüé algunas de nuestras canciones en español, las que eran demasiado políticas para el contexto. Pero también hay que estar pendientes de quienes quieren apropiarse del espectáculo, eso es más peligroso que el estribillo. Ese día, el animador presentó al senador como organizador del tren, y había entre el público gente de la guerrilla. Imagínate el cuadro. En Colombia, en una reunión de más de seis mil personas, hay por fuerza varios muertos. Muertos a cuchillo, a tiros, siempre acaba igual. En Barranca, las tres cuartas partes del público entre veinte y setenta años tenía un revólver en el bolsillo. Lo que más sorprendió a los colombianos es que no haya habido incidentes.
-¿Es eso la que más te ha impresionado?
-No. Es la miseria en Bogotá. He venido muchas veces y la miseria siempre está ahí, desde la llegada. Es el horror.A cada paso siento asco. En Bogotá he estado con gamines que han sido exterminados. Es un infierno para ellos y, a pesar de todo, siguen riéndose, teniendo mejor ánimo que tú. Tienen doce años y todos son drogadictos, no hay ni uno que se salve. Cuando se acuestan a dormir no saben si van a levantarse: una bolsa de plástico en la cabeza, los meten en la cajuela de un auto y luego un balazo en la cabeza.
-Has hecho muchosjams con los músicos locales. ¿Qué te han aportado?
-Es algo muy dinámico. Constantemente estamos descubriendo ritmos y melodías. Incluso si no las aprendemos, no le pido a la gente que me explique los acordes, no busco disecarlos, es sólo por el placer de tocar, de todas formas, es algo que queda en la cabeza y que yo sé que tarde o temprano va a salir, en París o donde sea, sin que yo sepa exactamente de dónde proviene.
-La mitad de Mano Negra se largó de Aracataca. ¿Es el fin del grupo?
-Eh, no tan rápido. No fue una separación. Nosotros no tenemos «manager», la salida del próximo disco estaba un poco empantanada y era necesario que alguien volviera a Francia para ocuparse de eso. Cuando terminó la gira Cargo 92, Daniel, Tonio y lo se separaron del grupo de forma casi total. Otros llegaron; pero nunca ha habido una explosión en Mano Negra, nunca peleas y esas cosas. Los que se han ido siempre han vuelto como amigos. No hay clima malsano, y de eso todos estamos orgullosos. Pasamos cuatro años juntos y luego nos separamos. Vivir con Mano Negra no es fácil, sobre todo en gira, cuando hay que olvidarse de la vida de familia. Pero sabemos que al volver a Francia el próximo disco va a salir y por eso tenemos que volver a empezar. Con algunos sí, pero no con otros que prefieren dejar de lado lo que han vivido. No podemos vivir una experiencia de este tipo y seguir como antes. Vamos a volver a Europa a ofrecer ala gente algo diferente. Hay nuevos en el grupo y están pasando cosas. No sé si el espectáculo en Francia será igual que sobre el tren.
-Te encariñaste con el negrito...
-Sí, Rondelle. Ese niño está destinado a ser una estrella si sigue en la música. Tiene dones excepcionales para el canto y el baile.
-¿Piensas integrarlo en el grupo?
-Mano Negra no tiene necesidad dé un niño de diez años, y es la última cosa en la que pensaría. Pero del futuro prefiero hablar poco ahora, luego se verá lo que podremos hacer. Tal vez esté entrando en Mano Negra, no sabemos si ya es un nuevo miembro del grupo. Él regresó a Santa Marta, pero iré a buscarlo para tratar de llevarlo a Francia.
-Vimos también con el grupo al argentino Fidel.
-Lo conocimos en Argentina. Tuvimos un incidente en la televisión y la primera persona que apareció por el hotel para felicitarnos fue Fidel, que había visto la emisión. Su grupo participó en la primera parte de nuestra gira y la colaboración comenzó enseguida. Cuando grabamos el álbum echamos de menos a Fidel y lo llamamos. Se quedó tres meses con nosotros. Ahora es parte de la familia también.
-¿Cuál es en tu opinión el futuro del tren del hielo?
-Lo que yo quisiera es que haya trenes de pasajeros. Eso es lo que espera la gente, no trenes de mercancías.Y con esto quiero decir también que no creo que nosotros, con nuestra participación, hayamos revolucionado la Historia de los ferrocarriles en Colombia. Lo importante es que el tren siga rodando con artistas colombianos.

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